Por Juan Tomás Valenzuela
Se aviene Antonio Taveras
con la extinción de dominio,
y se agencia el patrocinio
de la población entera.
Si esta ley se produjera,
como aquí aspiramos todos,
ni aquel fantasma del lodo,
ni la mujer de Chayanne,
se salvarán de este plan
que implica perderlo todo.
Ni la p… de los dientes,
ni la hermana del ungido,
ni los que jodién a Guido
en el pasado reciente,
ni el más pulcro dirigente
de ese maldito partido,
ni tan siquiera el bandido
que fungió de candidato,
se salva de ese aparato
que Antonio tiene servido.
No se salvará Cristina,
la exmandamás del Senado,
ni los socios de Conrado,
ni la familia Medina.
Ninguna de las bocinas
que eran parte de este truco,
ni Sergio Vargas, ni el Cuco,
ni ese ungido pejepalo,
ni el calvito, ni Gonzalo,
ni el chato Fernández Zucco.
Aquí no se va a salvar,
si es que se aprueba esa ley,
ni los de Torre Caney,
ni los de Torre Atiemar,
ni el que se intente cambiar
para el partido de Luis,
pues cortarán de raíz
todas las rutas de escape,
porque donde digan ¡zape!
verán todo el cielo gris.
Juan de los Palotes
21 febrero 2022